Canadá: Estudiantes de Quebec,
una huelga de 100 días
x Malav Kanuga. Tomado de La Haine.
Cronología de las últimas
semanas del movimiento. El regreso de la Plaza Roja y nuestro derecho de
reunión
El 22 de mayo se cumplieron
100 días de la huelga que los estudiantes de Quebec mantienen contra los
aumentos de matrícula. Es una huelga indefinida que se ha convertido en uno de
los movimientos de protesta de masas más impresionantes de los últimos años y
el mayor movimiento estudiantil en América del Norte en años. De hecho, las
movilizaciones en Quebec podrían ser primavera árabe de Canadá. Los estudiantes
llevan movilizados contra los aumentos de matrícula casi año y medio, cuando el
gobierno de Quebec propuso elevar las tasas un 75% en cinco años (elevado el
pasado mes de abril a un 82% en siete años).
Antes de la huelga general
iniciada en febrero hubo protestas, demostraciones, cursos, campañas y todo
tipo de acciones como escribir cartas en un inetnto de negociar con buena fe
con el gobierno. Pero la Administración se mantuvo en un obstinado silencio.
Para los estudiantes esto no era más que constatar el creciente sentido de la
urgencia de la protesta, el reconocimiento compartido de que la matrícula
significa una carga pesada más dentro de la deuda estudiantil, más cientos de
horas al año trabajando en vez de estudiar, menos acceso de la clase obrera y
la clase baja a la cultura y un cambio de la cultura universitaria hacia el
mercado, la mercantilización de la educación, la financiaciarización e la vida
estudiantil y la privatización de la universidad.
El gobierno de Quebec dice que
incluso aumentando las tasas los estudiantes pagarán menos que otras provincias
de Canadá, una brecha que está tratando de cerrar. Pero hasta ahora, cada vez
que la Administración se ha propuesto hacerlo, los estudiantes han ido a la
huelga. Es una profunda cultura de solidaridad y seguridad, de tejido social,
un sentido de comunidad que perdura y se moviliza de una manera poderosa.
Llámalo como quieras, pero esto mismo es a lo que Margaret Thatcher declaró la
guerra el 1 de mayo de 1981 cuando dijo que el proyecto del neoliberalismo era
para cambiar el corazón y el alma del espíritu “colectivista” y su medio es la
economía. En efecto, el Ministro de Hacienda del gobierno neoliberal de Quebec
ha llamado recientemente a sus políticas de austeridad “una revolución
cultural” y no es tímido a la hora de imponer su plan para reorganizar la vida
de Quebec a través de la disciplina fiscal. El modelo quebequés de colectivismo
social (en su tradicional sensibilidad democrático-social y también, y lo más
importante, su ética de democracia directa que ha surgido en estas 14 semanas
de huelga) es el objetivo de estas políticas, en particular mediante la
educación y la salud. Esto es lo que explica los intentos del gobierno de
romper la huelga y destruir a los sindicatos de estudiantes.
El sindicalismo estudiantil es
particularmente fuerte en Quebec, y por una razón: es inherentemente político,
atractivo y participativo, utilizando los principios de la democracia directa
en asambleas generales. Una dispersión del poder, donde los estudiantes tienen
un papel directo en la conformación de la vida cultural universitaria a través
de las políticas y actividades de los sindicatos ha sido la columna vertebral
del creciente movimiento contra el incremento en la matrícula, y el secreto de
por qué ha sido capaz de movilizar tal base amplia y popular. Sin embargo,
mientras en unos hay un rechazo a los partidos políticos y se pone el énfasis
en la democracia directa y la militancia –que son el ala más combativa, como la
Asociación Sindical de solidaridad Estudiantil, que exige la educación
gratuita- hay otros más corporativistas y tradicionales, integrados con los
partidos políticos burgueses.
Pero esta lucha representa a
más que a los estudiantes. Es un ataque a la clase media y familias de bajos
ingresos, su sentido de la cohesión social, y el derecho social y la igualdad
de acceso a los servicios públicos en medio del creciente costo de vida. Las
huelgas se extienden a todos los dominios de la vida cotidiana, en la
universidad, en la casa, en la familia, el lugar de trabajo y el hospital,
donde cada vez el resentimiento es mayor por la imposición de medidas de
austeridad en Quebec: el aumento de matrícula coincide con el aumento del 20%
de las tasas de hidrocarburos, la elevación de la edad de jubilación a los 67
años, los despidos masivos…
Una cronología de las últimas
semanas del movimiento
El 10 de noviembre, más de
200.000 estudiantes se declararon en huelga de un día, y 30.000 salieron a las
calles. 20.000 de ellos marcharon directamente a la oficina de Charest
[gobernador de Quebec, del Partido Liberal] en Montreal para protestar contra
el aumento de las tasas. Cientos, entre ellos la Federación de Mujeres de
Quebec, cerraron la Bolsa de Valores de Montreal a mediados de febrero, un
lugar querido para el 1%, y donde el gobierno Charest, que hasta entonces había
estado ignorando el movimiento en ciernes, sin duda, ponía toda su atención.
El 23 de febrero de 40.000
estudiantes universitarios en toda la provincia se unieron a la huelga general
indefinida. Miles de estudiantes ocuparon el puente Jacques Cartier. Si los
planteamientos tácticos del movimiento habían sido ignorados por las
administraciones universitarias y el gobierno provincial en sus primeras
semanas, el 22 de marzo, los sindicatos de estudiantes como CLASSE (la gran
coalición de la ASSE), cuyos 80.000 miembros han estado al frente de la huelga,
no podían faltar. Desde entonces, han cambiado el enfoque hacia el objetivo de
oficinas gubernamentales, ministerios y empresas estatales poniendo énfasis
estratégico en los trastornos económicos, un enfoque a la acción directa que ha
tenido prioridad en muchos movimientos de protesta en la última década más o
menos.
El 22 de marzo ya eran 300.000
los estudiantes en huelga, una marcha masiva ocupó las calles inaugurando la
“primavera del arce” [la hoja de este árbol es el símbolo de Canadá]. Dos meses
después, el 22 de mayo, la huelga de los estudiantes quebequenses cumplía sus
100 días y se convirtió en una de las movilizaciones de estudiantes más grandes
de la historia reciente. Cien días de huelga, de resistencia, de movilización
contra los aumentos de matrículas, la austeridad, la deuda y la criminalización
del derecho a la educación.
Hay un cambio cultural.
Durante años hemos teorizado sobre Mayo del 68 pero ahora tenemos el nuestro.
Tiendas cerradas, bombas de humo en el metro. Me siento bien, después de todo.
Cada semana, en locales de las
asambleas generales de las asociaciones de estudiantes, los estudiantes han
votado para mantener la huelga general. Con más de 180 sindicatos que
representan a unos 170.000 estudiantes, los departamentos universitarios y el
gobierno ya no pueden esperar que el movimiento se reduzca por sí mismo, y cada
vez se ven obligados a reprimir el movimiento de manera activa. De hecho, días
después de que el ministro de Educación, Line Beauchamp, renunció el 14 de mayo
por las negociaciones fallidas con los líderes estudiantiles, el Gobierno de
Quebec promulgó una ley especial de emergencia.
El Proyecto de Ley 78 se
dirige específicamente a las asambleas estudiantiles masivas y movilizaciones
con el fin de romper la huelga y destruir el poder del sindicato de
estudiantes. Uno de los miembros de la oposición política de Quebec utiliza el
término "Fuck Loi" para referirse a la medida contundente y
draconiana que impone multas severas para la actividad de la huelga y
efectivamente hace que te encarcelen por organizarla. El proyecto de ley
también le da más poder a la policía en la represión de la protesta
estudiantil. De hecho, durante las últimas semanas en muchas de demostraciones
callejeras, la policía ha precedido en repetidas ocasiones las manifestaciones
con gas lacrimógeno, granadas, granadas de sonido y balas de goma. Sin embargo,
no está claro cómo esta ley va a ser utilizada en los próximos días y semanas,
o si va a tener éxito para intimidar a los estudiantes. La ley suspende el
semestre, incluye multas de entre 1.000 y 5.000 dólares para quien evite que
alguien entre en una institución educativa (entre 7.000 y 35.000 dólares si es
considerado un “líder estudiantil”) y entre 25.000 y 125.000 dólares para los
sindicatos o asociaciones de estudiantes. La multa se dobla después de la
primera infracción.
Los planes para una
manifestación pública de más de 50 personas deben presentarse a la policía con
ocho horas de anticipación, el itinerario debe ir detallado, así como la
duración. Si se promueve, así sea de manera tácita, una protesta escolar
también será sujeto de castigo. Con los intentos Charest para legislar contra
el movimiento estudiantil, la lucha se ha profundizado y ahora está en un punto
de inflexión. Sin embargo, en su día número 100 de una huelga general
indefinida, el movimiento no muestra signos de desaceleración o de desviarse de
su táctica de las asambleas generales, su orientación hacia la acción directa y
su cultura de la democracia horizontal.
El regreso de la Plaza Roja y
nuestro derecho de reunión
Los estudiantes de Québec han
popularizado el símbolo de la "Plaza Roja" para significar que están
financieramente " en números rojos" en medio de alzas de matrícula,
los recortes en derechos sociales y la espiral de la deuda de los consumidores.
A medida que su movimiento ha recordado con fuerza, todos somos 'números
rojos', siempre y cuando el 1% nos impone la austeridad, la deuda, y la
represión. La política de austeridad y el aumento de la vigilancia de la vida
cotidiana se revelan en estos casos como inseparables. Podemos ver la relación
directa entre aumentos de matrícula y la criminalización de reunión en Quebec,
al igual que podemos ver a la gestión de Bloomberg a través de las "zonas
de libre expresión" de protesta política y el silencio de los medios de
comunicación, y la agresión de la policía al movimiento Ocupar Wall Street. Por
lo tanto, la solidaridad con los estudiantes de Quebec es también una
importante labor en defensa de nuestro derecho a manifestarnos aquí y en todas
partes. Cuando los tiempos de crisis incrementan el poder de policía y permiten
que los políticos desesperados pasen a "las leyes de emergencia" para
reprimir a los sectores inquietos de la población, estamos seguros de que el
equilibrio de clases de la sociedad actual se ve amenazado. Debemos, pues,
impulsar la solidaridad internacional y la coordinación [de todas las luchas].
Como James Baldwin escribió una vez a Ángela Davis, "si a usted la apresan
por la mañana, es que vienen a por nosotros en la noche".
El contragolpe policial es la
intimidación, la represión y la brutalidad sin sentido. A ello nos enfrentamos
en Nueva York. El 2 de mayo los estudiantes de la Universidad de Brooklyn se
encontraron con la hostilidad de la policía en su protesta contra las políticas
que restringen el acceso a la educación para los estudiantes de menores
ingresos. La misma idea de abrir un espacio para la imaginación es vigilada.
Pero no estamos luchando en el plano de lo imaginario. Un ataque en Quebec al
derecho a reunirse, si no se combate a través de la solidaridad internacional
coordinada, va a tener efectos reales y escalofriantes sobre nuestros
movimientos aquí.
Solidaridad en Nueva York
Hablando sobre la huelga de
los estudiantes quebequenses, en Nueva York a menudo hay entusiasmo y apoyo, si
no asombro al enterarse de la dimensión y la potencia de su movimiento, algo
que el apagón de los medios de comunicación en los EE.UU. ha logrado eclipsar.
Pero también hay un cierto encogimiento de hombros. "¿Están realmente en huelga
por 250 dólares?" preguntó un transeúnte indiferente cuando estábamos
terminando una asamblea en el parque el domingo. De hecho la educación más
popular que hay que hacer aquí en la difícil situación de los estudiantes en el
clima de esta crisis. Sin embargo, la lucha estudiantil, aquí en Nueva York
como en Quebec, no es sólo una lucha estudiantil: se trata del acceso a la
educación para todos, independientemente de las circunstancias económicas, un
reto para la planificación económica y política que ha transformado nuestras
ciudades en espacios para la élite en las últimas tres décadas. Nuestra
solidaridad con los estudiantes de Quebec es total y se van a realizar acciones
en la Plaza Rockefeller, en el Madison Square Pak, en Washington Square Park, donde
se pueda. En solidaridad con nuestros hermanos y hermanas de Quebec, vamos a
pintar la ciudad de rojo.
Malav Kanuga es estudiante de
doctorado en Antropología en el CUNY Graduate Center de Nueva York.
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