V. I. Lenin
FEDERICO ENGELS
Escrito: En 1895.
Primera edición: En 1896, en la recopilación Rabótnik, núms.
1-2.
Fuente: En base a la versión de Ediciones en Lenguas
Extranjeras, Beijing, 1980.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, 2000.
Qué antorcha de la razón se ha apagado!
Qué gran corazón ha dejado de latir![1]
El 5 de agosto del nuevo calendario (24 de julio) de 1895
falleció en Londres Federico Engels. Después de su amigo Carlos Marx (fallecido
en 1883), Engels fue el más notable científico y maestro del proletariado contemporáneo
de todo el mundo civilizado. Desde que el destino relacionó a Carlos Marx con
Federico Engels, la obra a la que ambos amigos consagraron su vida se convirtió
en común. Por eso, para comprender lo que Engels ha hecho por el proletariado
es necesario entender claramente la importancia de la doctrina y actividad de
Marx para el desarrollo del movimiento obrero contemporáneo. Marx y Engels
fueron los primeros en demostrar que la clase obrera, con sus reivindicaciones,
es el resultado necesario del sistema económico actual que, con la burguesía,
crea y organiza inevitablemente al proletariado. Demostraron que la humanidad
se verá liberada de las calamidades que la azotan actualmente, no por los
esfuerzos bienintencionados de algunas nobles personalidades, sino por la lucha
de clase del proletariado organizado. Marx y Engels fueron los primeros en
esclarecer en sus obras científicas que el socialismo no es una invención de
soñadores, sino la meta final y el resultado inevitable del desarrollo de las fuerias
productivas dentro de la sociedad contemporánea. Toda la historia escrita hasta
ahora es la historia de la lucha de clases, del cambio sucesivo en el dominio y
en la victoria de una clase social sobre otra. Y esto continuará hasta que
desaparezcan las bases de la lucha de clases y del dominio de clase: la
propiedad privada y la producción social caótica. Los intereses del
proletariado exigen que dichas bascs sean destruidas, por lo que la lucha de
clases consciente de los obreros organizados debe ser dirigida contra ellas. Y
toda lucha de clases es una lucha política.
En nuestros días todo el proletariado en lucha por su
emancipación ha hecho suyos estos conceptos de Marx y de Engels. Pero cuando
los dos amigos colaboraban en la década del 40, en las publicaciones
socialistas, y participaban en los movimientos sociales de su tiempo, estos
puntos de vista eran completamente nuevos. A la sazón había muchos hombres con
talento y otros sin él, muchos honestos y otros deshonestos, que en el ardor de
la lucha por la libertad política, en la lucha contra la autocracia de los
zares, de la policía y del clero, no percibían el antagonismo existente entre
los intereses de la burguesía y los del proletariado. Esos hombres no admitían
siquiera la idea de que los obreros actuasen como una fuerza social
independiente. Por otra parte, hubo muchos soñadores, algunas veces geniales,
que creían que bastaba convencer a los gobernantes y a las clases dominantes de
la injusticia del régimen social existente para que resultara fácil implantar
en el mundo la paz y el bienestar general. Soñaban con un socialismo sin lucha.
Finalmente, casi todos los socialistas de aquella época, y en general los
amigos de la clase obrera, sólo veían en el proletariado una lacra y
contemplaban con horror cómo, a la par que crecía la indus tria, crecía también
esa lacra. Por eso todos ellos pensaban cómo detener el desarrollo de la
industria y del proletariado, detener "la rueda de la historia".
Contrariamente al miedo general ante el desarrollo del proletariado, Marx y
Engels cifraban todas sus esperanzas en su continuo crecimiento. Cuantos más
proletarios haya, tanto mayor será su fuerza como clase revolucionaria, y tanto
más próximo y posible ser á el socialismo. Podrían expresarse en pocas palabras
los servicios prestados por Marx y Engels a la clase obrera diciendo que le
enseñaron a conocerse y a tomar conciencia de sí misma, y sustituyeron las
quimeras por la ciencia.
He ahí por qué el nombre y la vida de Engels deben ser
conocidos por todo obrero; tal es el motivo de que incluyamos en nuestra
recopilación -- que como todo lo que editamos tiene por objeto despertar la
conciencia de clase de los obreros rusos -- un esbozo sobre la vida y la
actividad de Federico Engels, uno de los dos grandes maestros del proletariado
contemporáneo.
Engels nació en 1820, en la ciudad de Barmen, provincia
renana del reino de Prusia. Su padre era fabricante. En 1838, se vio obligado
por motivos farniliares, antes de terminar los estudios secundarios, a
emplearse como dependiente en una casa de comercio de Bremen. Este trabajo no
le impidió ocuparse de su capacitación científica y política. Cuando era
todavía estudiante secundario, llegó a odiar la autocracia y la arbitrariedad
de los funcionarios. El estudio de la filosofía lo llevó aún más lejos. En
aquella época predominaba en la filosofía alemana la doctrina de Hegel, de la
que Engels se hizo partidario. A pesar de que el propio Hegel era admirador del
Estado absolutista prusiano, a cuyo servicio se hallaba como profesor de la
Universidad de Berlín, su doctrina era revolucionaria. La fe de Hegel en la
razón humana y en los derechos de ésta, y la tesis fundamental de la filosofía
hegeliana, según la cual existe en el mundo un constante proceso de cambio y
desarrollo, condujeron a los discípulos del filósofo berlinés que no querían
aceptar la realidad, a la idea de que la lucha contra esa realidad, la lucha
contra la injusticia existente y el mal reinante procede también de la ley
universal del desarrollo perpetuo. Si todo se desarrolla, si ciertas
instituciones son remplazadas por otras, ¿por qué, entonces, deben perdurar
eternamente el absolutismo del rey prusiano o del zar ruso, el enriquecimiento
de una ínfima minoría a expensas de la inmensa mayoría, el dominio de la
burguesía sobre el pueblo? La filosofía de Hegel hablaba del desarrollo del
espíritu y de las ideas: era idealista. Del desarrollo del espíritu deducía el
de la naturaleza, el del hombre y el de las relaciones entre los hombres en la
sociedad. Marx y Engels conservaron la idea de Hegel sobre el perpetuo proceso
de desarrollo *, y rechazaron su preconcebida concepción idealista; el estudio
de la vida real les mostró que el desarrollo del espíritu no explica el de la
naturaleza, sino que por el contrario conviene explicar el espíritu a partir de
la naturaleza, de la materia. . . Contrariamente a Hegel y otros hegelianos,
Marx y Engels eran materialistas. Enfocaron el mundo y la humanidad desde el
punto de vista materialista, y comprobaron que, así como todos los fenómenos de
la naturaleza tienen causas materiales, así también el desarrollo de la
sociedad humana está condicionado por el de fuerzas materiales, las fuerzas
productivas. Del desarrollo de estas últimas dependen las relaciones que se
establecen entre los hombres en el proceso de producción de los objetos
necesarios para satisfacer sus necesidades. Y son dichas relaciones las que
explican todos los fenómenos de la vida social, las aspiraciones del hombre,
sus ideas y sus leyes. El desarrollo de las fuerzas productivas crea las
relaciones sociales, que se basan en la propiedad privada; pero hoy vemos
también cómo ese mismo desarrollo de las fuerzas productivas priva a la mayoría
de toda propiedad para concentrarla en manos de una ínfima minoría. Destruye la
propiedad, base del régimen social contemporáneo, y tiende por sí mismo al
mismo fin que se han planteado los socialistas. Estos sólo deben comprender
cuál es la fuerza social que por su situación en la sociedad contemporánea está
interesada en la realización del socialismo, e inculcar a esa fuerza la
conciencia de sus intereses y de su misión histórica. Esta fuerza es el
proletariado. Engels lo conoció en Inglaterra, en Manchester, centro de la
industria inglesa, adonde se trasladó en 1842 para trabajar en una firma
comercial de la que su padre era accionista. Engels no se limitó a permanecer
en la oficina de la fábrica, sino que recorrió los sórdidos barrios en los que
se albergaban los obreros y vio con sus propios ojos su miseria y sufrimientos.
No se limitó a observar personalmente; leyó todo lo que se había escrito hasta
entonces sobre la situación de la clase obrera inglesa y estudió minuciosamente
todos los documentos oficiales que estaban a su alcance. Como fruto de sus
observaciones y estudios apareció en 1845 su libro La situación de la clase
obrera en Inglaterra. Ya hemos señalado más arriba cuál fue el mérito principal
de Engels como autor de dicho libro. Es cierto que antes que él muchos otros
describieron los padecimientos del proletariado y señalaron la necesidad de
ayudarlo. Pero Engels fue el primero en afirmar que el proletariado no es sólo
una clase que sufre, sino que la vergonzosa situación económica en que se
encuentra lo impulsa inconteniblemente hacia adelante y lo obliga a luchar por
su emancipación definitiva. Y el proletariado en lucha se ayudará a sí mismo.
El movimiento político de la clase obrera llevará ineludiblemente a los
trabajadores a darse cuenta de que no les queda otra salida que el socialismo.
A su vez, éste sólo será una fuerza cuando se convierta en el objetivo de la
lucha política de la clase obrera. Estas son las ideas fundamentales del libro
de Engels sobre la situación de la clase obrera en Inglaterra, ideas que todo
el proletariado que piensa y lucha ha hecho suyas, pero que entonces eran
completamente nuevas. Fueron expuestas en un libro cautivante en el que se
describe del modo más fidedigno y patético las penurias que sufría el
proletariado inglés. La obra constituía una terrible acusación contra el capitalismo
y la burguesía. La impresión que produjo fue muy grande. En todas partes
comenzaron a citar la obra como el cuadro que mejor representaba la situación
del proletariado contemporáneo. Y en efecto, ni antes de 1845, ni después, ha
aparecido una descripción tan brillante y veraz de los padecimientos de la
clase obrera.
Engels se hizo socialista sólo en Inglaterra. En Manchester
se puso en contacto con militantes del movimiento obrero inglés y empezó a
colaborar en las publicaciones socialistas inglesas. En 1844, al pasar por
París de regreso a Alemania, conoció a Marx, con quien ya mantenía
correspondencia. En París, bajo la influencia de los socialistas franceses y de
la vida en Francia, Marx también se hizo socialista. Allí fue donde los dos
amigos escribieron La sagrada familia, o crítica de la crítica crítica. Esta
obra, escrita en su mayor parte por Marx, y que fue publicada un año antes de
aparecer La situación de la clase obrera en Inglaterra, sienta las bases del
socialismo materialista revolucionario, cuyas ideas principales hemos expuesto
más arriba. La sagrada familia es un apodo irónico dado a dos filósofos, los
hermanos Bauer, y a sus discípulos. Estos señores practicaban una crítica fuera
de toda realidad, por encima de los partidos y de la política, que negaba toda
actividad práctica y sólo contemplaba "críticamente" el mundo
circundante y los sucesos que ocurrían en él. Los señores Bauer calificaban
desdeñosamente al proletariado como una masa sin espíritu crítico. Marx y
Engels protestaron enérgicamente contra esa tendencia absurda y nociva. En
nombre de la verdadera personalidad humana, la del obrero pisoteado por las
clases dominantes y por el Estado, exigieron, no una actitud contemplativa,
sino la lucha por una mejor organización de la sociedad. Y, naturalmente,
vieron en el proletariado la fuerza capaz de desarrollar esa lucha en la que
está interesado. Antes de la aparición de La sagrada familia, Engels había
publicado ya en la revista Anales franco-alemanes, editada por Marx y Ruge, su
Estudio crítico sobre la economía politica, en el que analizaba, desde el punto
de vista socialista, los fenómenos básicos del régimen económico contemporáneo,
como consecuencia inevitable de la dominación de la propiedad privada. Sin
duda, su vinculación con Engels contribuyó a que Marx decidiera ocuparse de la
economía política, ciencia en la que sus obras produjeron toda una revolución.
De 1845 a 1847 Engels vivió en Bruselas y en París,
alternando los estudios científicos con las actividades prácticas entre los
obreros alemanes residentes en dichas ciudades.
Allí Engels y Marx se relacionaron con una asociación
clandestina alemana, la "Liga de los Comunistas" que les encargó
expusieran los principios fundamentales del socialismo elaborado por ellos. Así
surgió el famoso Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels, que
apareció en 1848. Este librito vale por tomos enteros: inspira y anima, aún
hoy, a todo el proletariado organizado y combatiente del mundo civilizado.
La revolución de 1848, que estalló primero en Francia y se
extendió después a otros países de Europa occidental determinó que Marx y
Engels regresaran a su patria. Allí en la Prusia renana, asumieron la dirección
de la Nueva Gaceta Renana, periódico democrático que aparecía en la ciudad de
Colonia. Los dos amigos eran el alma de todas las aspiraciones democráticas
revolucionarias de la Prusia renana. Ambos defendieron hasta sus últimas
consecuencias los intereses del pueblo y de la libertad, contra las fuerzas de
la reacción. Como se sabe, éstas triunfaron, Nueva Gaceta Renana fue prohibida,
y Marx, que durante su emigración había perdido los derechos de súbdito
prusiano, fue expul sado del país; en cuanto a Engels, participó en la
insurrección armada del pueblo, combatió en tres batallas por la libertad, y
una vez derrotados los insurgentes se refugió en Suiza, desde donde llegó a
Londres.
También Marx fue a vivir a Londres; Engels no tardó en
emplearse de nuevo, y después se convirtió en socio de la misma casa de
comercio de Manchester en la que había trabajado en la década del 40. Hasta
1870 vivió en Manchester, y Marx en Londres, lo cual no les impidió estar en
estrecho contacto espiritual: se escribían casi a diario. En esta
correspondencia los amigos intercambiaban sus opiniones y conocimientos, y
continuaban elaborando en común el socialismo científico. En 1870, Engels se
trasladó a Londres, y hasta 1883, año en que murió Marx, continuaron esa vida
intelectual compartida, plena de intenso trabajo. Como fruto de la misma
surgió, por parte de Marx, El Capital, la obra más grandiosa de nuestro siglo
sobre economía política, y por parte de Engels, toda una serie de obras más o
menos extensas. Marx trabajó en el análisis de los complejos fenómenos de la
economía capitalista. Engels esclarecía en sus obras, escritas en un lenguaje
muy ameno, polémico muchas veces, los problemas científicos más generales y los
diversos fenómenos del pasado y el presente, inspirándose en la concepción
materialista de la historia y en la doctrina económica de Marx. De estos
trabajos de Engels citaremos la obra polémica contra Dühring (en ella el autor
analiza los problemas más importantes de la filosofía, las ciencias naturales y
la sociología)**, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (traducida
al ruso y editada en San Petersburgo, 3a ed. de 1895), Ludwig Feuerbach
(traducción al ruso y notas de J. Plejánov, Ginebra, 1892)[2], un artículo
sobre la política exterior del gobierno ruso (traducido al ruso y publicado en
Sotsial-Demokrat, núms. 1 y 2, en Ginebra)[3], sus magníficos artículos sobre
el problema de la vivienda[4], y finalmente, dos artículos, cortos pero muy
valiosos, sobre el desarrollo económico de Rusia (Federico Engels sobre Rusia,
traducción rusa de V. Zasúlich, Ginebra 1894)[5]. Marx murió sin haber podido
terminar en forma definitiva su grandiosa obra sobre el capital. Sin embargo,
estaba concluida en borrador, y después de la muerte de su amigo, Engels
emprendió la ardua tarea de redactar y publicar los tomos II y III. En 1885
editó el II y en 1894 el III (no tuvo tiempo de redactar el IV[6]). Estos dos
tomos le exigieron muchísimo trabajo. El socialdemócrata austríaco Adler
observó conrazón que, con la edición de los tomos II y III de El Capital,
Engels erigió a su genial amigo un monumento majestuoso en el cual,
involuntariamente, grabó también con trazos indelebles su propio nombre. En
efecto, esos dos tomos de El Capital son la obra de los dos, Marx y Engels. Las
leyendas de la antiguedad relatan diversos ejemplos de emocionante amistad. El
proletariado europeo puede decir que su ciencia fue creada por dos sabios y
luchadores cuyas relaciones superan a todas las conmovedoras leyendas antiguas
sobre la amistad entre los hombres. Siempre, y por supuesto, con toda justicia,
Engels se posponía a Marx. "Al lado de Marx -- escribió a un viejo amigo
suyo -- siempre toqué el segundo violín."[7] Su afecto por Marx mientras
vivió, y su veneración a la memoria del amigo desaparecido fueron infinitos.
Este luchador austero y pensador profundo, tenía una gran sensibilidad.
Durante su exilio, después del movimiento de 1848-1849, Marx
y Engels se dedicaron no sólo a la labor científica. Marx fundó en 1864 la
"Asociación Internacional de los obreros"[8] que dirigió durante un
decenio. También Engels participó activamente en sus tareas. La actividad de la
"Asociación Internacional" que, de acuerdo con las ideas de Marx,
unía a los proletarios de todos los países, tuvo una enorme importancia para el
desarrollo del movimiento obrero. Pero inclusive después de haber sido disuelta
dicha asociación en la década del 70, el papel de Marx y Engels como
unificadores de la clase obrera no cesó. Por el contrario, puede afirmarse que
su importancia como dirigentes espirituales del movimiento obrero seguía creciendo
constantemente, porque propio movimiento continuaba desarrollándose sin cesar.
Después de la muerte de Marx, Engels siguió siendo el consejero y dirigente de
los socialistas europeos. A él acudían en busca de consejos y directivas tanto
los socialistas alemanes, cuyas fuerzas iban en constante y rápido aumento, a
pesar de las persecuciones gubernamentales, como los representantes de países
atrasados, por ejemplo españoles, rumanos, rusos, que se veían obligados a
estudiar minuciosamente y medir con toda cautela sus primeros pasos. Todos
ellos aprovechaban el riquísimo tesoro de conocimientos y experiencias del
viejo Engels.
Marx y Engels, que conocían el ruso y leían las obras
aparecidas en ese idioma, se interesaban vivamente por Rusia, seguían con
simpatía el movimiento revolucionario y mantenían relaciones con
revolucionarios rusos. Antes de ser socialistas, los dos habían sido demócratas
y el sentimiento democrático de odio a la arbitrariedad política estaba
profundamente arraigado en ellos. Este sentido político innato, agregado a una
profunda comprensión teórica del nexo existente entre la arbitrariedad política
y la opresión económica, así como su riquísima experiencia de la vida, hicieron
que Marx y Engels fueran extraordinariamente sensibles en el aspecto político.
Por lo mismo, la heroica lucha sostenida por un puñado de revolucionarios rusos
contra el poderoso gobierno zarista halló en el corazón de estos dos
revolucionarios probados la más viva simpatía. Y por el contrario, era natural que
la intención de volver la espalda a la tarea inmediata y más importante de los
socialistas rusos -- la conquista de la libertad política --, en aras de
supuestas ventajas económicas, les pareciese sospechosa e incluso fuese
considerada por ellos como una traición a la gran causa de la revolución
social. "La emancipación del proletariado debe ser obra del proletariado
mismo", enseñaron siempre Marx y Engels. Y para luchar por su emancipación
económica, el proletariado debe conquistar determinados derechos políticos.
Además, Marx y Engels veían con toda claridad que una revolución política en
Rusia tendría también una enorme importancia para el movimiento obrero de
Europa occidental. La Rusia autocrática ha sido siempre el baluarte de toda la
reacción europea. La situación internacional extraordinariamente ventajosa en
que colocó a Rusia la guerra de 1870, que sembró por largo tiempo la discordia
entre Alemania y Francia, no hizo, por supuesto, más que aumentar la
importancia de la Rusia autocrática como fuerza reaccionaria. Sólo una Rusia
libre, que no tuviese necesidad de oprimir a los polacos, finlandeses,
alemanes, armenios y otros pueblos pequeños, ni de azuzar continuamente una
contra otra a Francia y Alemania, daría a la Europa contemporánea la posibilidad
de respirar aliviada del peso de las guerras, debilitaría a todos los
reaccionarios de Europa y aumentaría las fuerzas de la clase obrera europea.
Por lo mismo, Engels, deseó fervientemente la instauración de la libertad
política en Rusia, pues también contribuiría al éxito del movimiento obrero en
Occidente. Con su muerte los revolucionarios rusos han perdido al mejor de sus
amigos.
¡Memoria eterna a Federico Engels, gran luchador y maes tro
del proletariado!
* Señalaron más de una vez que, en gran parte, debían su
desarrolío intelectual a los grandes Lilósofos alemanes, y en particular a
Hegel. "Sin la filosofía alemana -- dijo Engels -- no existiría tampoco el
socialismo cientifico."[9]
** Es un libro admirablemente instructivo y de rico
contenido[10]. Por desgracia sólo se ha traducido al ruso una pequeña parte de
esta obra, que contiene un esbozo histórico del desarrollo del socialismo
(Desarrollo del socialismo cientifico[11], 2a ed., de Ginebra, 1892).
NOTAS
1. Las palabras citadas en el epígrafe al artículo Federico
Engels las tomó V. I. Lenin de la poesía del poeta ruso Nikolái Alexéievich
Nekrásov En memoria de Dobroliúbov.
2. Se refiere a la obra de F. Engels Ludwig Feuerbach y el
fin de la filosofía clásica alemana.
3. Se alude al artículo de F. Engels "La política
exterior del zarismo ruso" (C. Marx y F. Engels, Obras Completas, t.
XXlI), imprimido en los dos primeros números de la revista Sotsial-Demokrat de
1890 bajo el título "La politica exterior del Imperio Ruso".
Sotsial-Demokrat: revista literaria y politica editada por
el grupo "Emancipación del Trabajo" en 1890 en Londres y en 1892 en
Ginebra; en total se publicaron cuatro números.
4. Lenin alude al artículo de F. Engels "Contribución
al problema de la vivienda". (C. Marx y F. Engels, Obras Completas, t.
XXI.)
5. Se alude al artículo de F. Engels, "Acerca de las
cuestiones sociales en Rusia" y el epílogo a dicho artículo. (C. Marx y F.
Engels, Obras Completas, t. XVIII y XXII.)
6. En consonancia con una indicación de F. Engels, V. I.
Lenin llama cuarto tomo de El Capital a la obra de C. Marx Teorías de la
plusvalía. En el prefacio al segundo tomo de El Capital, Engels escribió:
"Me reservo el derecho de publicar la parte crítica de este manuscrito en
concepto de IV volumen de El Capital, con la particularidad de que se
suprimirán de él numerosos pasajes, agotados en los tomos II y III". Sin
embargo, Engels no tuvo tiempo de preparar para la prensa el IV tomo de El
Capital. Teorías de la plusvalía se publicaron por vez primera en alemán
redactadas por K. Kautsky en 1905-1910.
7. Se alude a la carta de F. Engels a I. Ph. Becker del 15
de octubre de 1884.
8. Asociación Internacional de los Obreros (I
Internacional): se trata de la primera organizacion internacional del
proletariado fundada en Londres por Marx en otoño de 1864. La I Internacional
encabezada por Marx y Engels dirigia la lucha económica y politica de los
obreros de los diferentes paises, realizaba la lucha enconada contra la corriente
antimarxista del proudhonismo, bakuninismo, tradeunionismo y lassalleanismo,
fortaleciendo la solidaridad obrera internacional. La I Internacional dejó de
existir en realidad en 1872 despues de la Conferencia de la Haya y fue disuelta
oficialmente en 1876. Como lo señalaba Lenin, la I Internacional "sentó
los fundamentos de la organización internacional de los trabajadores para
preparar su ofensiva revolucionaria contra el capital". (V. I. Lenin,
Obras Completas, t. XXIX.)
9. Véase F. Engels, "Prefacio a La guerra campesina en
Alemania. (C. Marx y F. Engels, Obras Completas, t. XVIII.)
10. Se alude a la obra de F. Engels Anti-Dühring.
11. Con este título se publicó en la edición rusa de 1892 la
obra de F. Engels Del socialismo utópico al socialismo científico, basada en
tres capítulos del libro de F. Engels Anti-Dühring.